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Sobre : La divinidad, humanidad y muerte de Jesus

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Mensaje por selva Vie Mar 05, 2010 3:42 pm

Investigación bíblica
MIENTRAS estaba en la Unión del Oeste, noté que la doctrina de la mortalidad del hombre produjo un gran revuelo entre la gente. En un debate con el Pastor R. Swearagen (metodista) acerca de la naturaleza del hombre, la verdad resplandeció más brillante por el despecho que recibió
Pregunta: ¿Enseñan las Sagradas Escrituras que el hombre posee un principio inmortal, consciente?
Esta cuestión fue planteada ante el Juez McClintock como moderador, durante siete noches. La investigación propició la venta de libros y volantes, y pienso que el resultado fue tan bueno como los debates en general. Los hermanos pensaban que no podríamos evitarla, pues la causa podría sufrir si nos mostrábamos temerosos de hacerles frente en su posición. Siendo que un informe completo sería tedioso, presento nada más que una selección breve de las muchas perspectivas y argumentos…
Swearagen. Cristo entregó su alma, no solamente su aliento Él dice, “tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar”. Algo estaba consciente para volver a tomar la vida otra vez.
Respuesta: Su alma fue la ofrenda: “Derramó su vida hasta la muerte” Isaías 53:10-12. La ofrenda debió morir. El Hijo podría volver a tomar su vida cuando su Padre se la diera. “Hemos testificado que Dios resucitó a Cristo”. 1 Corintios 15:15. “Al cual Dios levantó, suelto los dolores de muerte” Hechos 2:24 “Porque (Dios) no dejarás mi alma en infierno (hades o tumba) ni permitirás que tu Santo vea corrupción” Versículo 27.
S. Él no está satisfecho cuando dice que el alma del hombre muere con el cuerpo, pero él se levanta más en su blasfemia, y dice, El alma de Cristo murió – ¡que la divinidad murió! ¡Él incluso mata a una parte de Dios! ¡Qué tremenda blasfemia!
R. Si es una blasfemia decir que el divino Hijo de Dios murió, cuánto mayor será la blasfemia que se encuentra en la Disciplina metodista— “Mero Dios y mero hombre, quien verdaderamente sufrió, fue crucificado, muerto y sepultado”, &c. Watson, hablando de la muerte de Cristo, dice: “La muerte de Uno que participó de carne y hueso”, “en esa naturaleza inferior él murió” “Sufferings and death of the incarnate Deity [Sufrimientos y muerte de la Deidad encarnada].”—Institutes, pp. 219, 259.
El Dr. Clarke dice, “Un cuerpo estaba preparado para el Logos eterno, y en ese cuerpo él vino para hacer la voluntad de Dios, o sea, para sufrir y morir” (Comentario sobre Hebreos 10:6).

Esta acusación de blasfemia no es sólo en contra de su propia Disciplina, y su teólogo y comentarista principal, sino que su himnario está lleno de tal blasfemia
“El Dios encarnado murió por mi” —Himno 133, revisado.
“Cristo, el poderoso Creador, murió”. —146.
“El Dios resucitado abandona la tumba”. —148.
“Bajó de los espacios esplendentes del cielo, y con prisa alegre huyó, entró en la tumba en carne mortal, y entre los muertos habitó”. —131.
Pero lo peor de todo, esta horrible imputación va en contra de la Biblia. En Juan 1:2, 14, aprendemos que el “Verbo” que “era en el principio con Dios”, “fue hecho carne”. Y en Hebreos 1:2, 3, el Hijo de Dios, quien era la “imagen misma de su sustancia”, “habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo”. Aquel que fue “la imagen de su sustancia”, fue el sacrificio, y por supuesto tuvo que morir. En Filipenses 2:5-8, “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”.

No hay nada más claramente enseñado en las Sagradas Escrituras que el que descendió del cielo, murió; que él “fue hecho un poco menor que los ángeles… a causa del padecimiento de la muerte” y fue “a la verdad muerto en la carne” Hebreos 2:9; 1 Pedro 3:18. “Por cuanto derramó su vida hasta la muerte” Isaías 53: 12.
Si Cristo murió, en alma y cuerpo, y fue resucitado en alma y cuerpo, entonces el hombre resucitará de entre los muertos en alma y cuerpo, porque Cristo resucitó de los muertos; como “primicias (o muestra) de los que durmieron” 1 Corintios 15: 20.
Si, como dijera Clarke, el “Logo eterno” “sufrió y murió” es locura afirmar que una parte esencial del hombre no estuviera sometida a la muerte. Esa conversación suena mucho como el eco de la mentira de la serpiente antigua, “No moriréis” (M. E. Cornell, 23 de diciembre, 1862, t.1, vol. 21, no. 4, pp. 25, 26)
selva
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